miércoles, 28 de septiembre de 2011

Wangari Maathai. El colibrí que quiso salvar al mundo

Fuente blog.millenium.com

Un día, un enorme incendio comenzó a devorar la selva. Todos los animales quedaron pasmado, sintiéndose impotentes ante el tamaño del incendio, viendo cómo iba acabando con la selva. Todos menos un pequeño colibrí que dijo “voy a hacer algo con ese incendio”.

Entonces vuela hasta el arroyo más cercano, toma una gota de agua en su pico y sale volando para echarla al incendio. Y así, iba y venía del arroyo al incendio llevando una gota de agua en cada viaje, lo más rápido que podía.

Los demás animales, que eran mucho más grandes, como el elefante que con su enorme trompa podía llevar muchísima agua, le dijeron “¿qué piensas que puedas hacer? ¡Eres muy chiquito, el incendio es muy grande y tus alas muy pequeñitas y tu pico es muy chiquito y sólo puedes llevar una gota de agua! Y así, mientras el colibrí iba y venía echando una gota de agua cada vez, los otros animales intentaban desanimarlo hasta que se volteó hacia ellos y sin perder nada de tiempo les dijo “Estoy haciendo lo mejor que puedo hacer”.

Wangari Maathai cuenta esta fábula para invitarnos a la acción (1). No importa que tan insignificantes seamos, lo que importa es que hagamos lo mejor que podamos hacer. Esa filosofía de vida la llevó a crear el movimiento “ The Green Belt (2), una organización que lucha por evitar la deforestación al tiempo que defiende la democracia y el empoderamiento de las mujeres y de las bases sociales. Su labor le ha llevado a plantar cerca de 40 millones de árboles. Eso, así como su activismo contra el régimen totalitario de Kenia le merecieron el premio Nobel de la paz en 2004.

Ayer, Wangari Maathai murió a los 71 años (3). Después de sobrevivir a ataques de la policía y a ser enviada varias veces a la cárcel, le ganó el cáncer que había estado combatiendo por más de un año.

Wangari Maathai entendió muy bien dónde radica la fuerza del cambio:

“Las bases sociales son el microcosmos de la gran foto. Así que es muy importante que las bases sociales sepan qué pasa en esa gran foto, y que la gran foto entienda qué pasa a nivel micro. Porque lo que pasa a nivel micro, eventualmente se acumula para producir la gran foto.”

Entendió que un mejor futuro depende de que nos quitemos etiquetas que nos polarizan. Ya sea entre ricos y pobres, entre hombres y mujeres, o entre gobierno y sociedad. Por ejemplo, muchas de sus acciones eran minimizadas por el simple hecho de ser mujer. Cuando se le cuestionaba por eso ella decía: “mira, ahorita usa la parte de la anatomía que importa más y esa es del cuello para arriba” (4). Para entendernos debemos quitarnos las etiquetas para que a final de cuentas acaben hablando las personas.

Todo comienza por hacer algo del tamaño de lo que somos: simplemente personas.

A Wangari no le importaba el mercado de carbono o los esquemas compensatorios. Como ella lo dijo “El ambientales no es un problema del mañana, es un problema de todos los días. Es el aire que respiramos, el agua que bebemos o el alimento que comemos”.

Como Wangari Maathai hay mucha gente que no teoriza; actúa. Hay gente que hace una estrategia de reforestación basada en un diagnóstico que genere un marco normativo para sentar las bases de un esquema compensatorio que bla bla bla bla. Para Jesús León Santos, ganador del premio Goldman (5), para tener éxito en materia de reforestación se tienen que hacer tres cosas 1) sembrar antes de las lluvias, 2) usar especies locales y 3) evitar que las cabras se coman los árboles (6). Así de simple.

Estamos tan inmersos en hacer cosas de gran envergadura que nos pasamos la vida planeando. Por otro lado, hay personas como Wangari Maathai, Jesús León Santos o Chico Mendes (7) que en el trabajo de uno, como el del colibrí, están las bases de lo grandioso.

Estos son sólo tres de millones de personas ejemplares que existen en todo el mundo. Personas cuyas acciones, y no sólo sus palabras los han vuelto famosos. La clave aquí no es, sino imitarlos. A final de cuentas, de nada sirve conocer a alguien ejemplar si no lo imita